Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Nos salvamos.

Pasaron dos semanas, dos infinitas semanas donde Jungkook seguía en estado de coma; ya no tenía el inmovilizador de su muñeca y lo ejercitaban de vez en cuando. El paso del tiempo parecía algo sencillo para él, pero en su interior se desataban peleas constantes con su alfa para que éste no tomara el control. Cada momento que tenía a su enfermero cerca quería apoderarse de su cuerpo y cada vez se sentía más capaz de hacerlo; el lobo estaba más fuerte con el paso de los días y eso le complicaba un poco las cosas a su parte racional.

Los supresores ya no hacían su trabajo, el efecto ya estaba pasando.

Para el omega las cosas fueron un poco pesadas ya que acostumbrarse a su nueva rutina diaria era bastante agotador; entre la escuela, las prácticas del hospital, y el trabajo que realiza los fines de semana terminaba muy agotado... Todo era abrumado, pero por fortuna su familia siempre lo animaba a seguir, así que se esforzaba al máximo por rendir lo necesario, aunque eso sea más de su cien por ciento.

Como siempre, se encontraba haciendo sus rondas; inició con el alfa rizado, que aunque parezca difícil de creer, se ha ganado una parte de su corazón, pero no lo tachen de loco al encariñarse de alguien con quien nunca ha hablado, el cariño está basado en las anécdotas que la madre y el padre del chico le cuentan, (porque si, conoció al alfa Hyungwon y es igual de agradable que su linda esposa) o la felicidad que siente cada que entra a la habitación, sin duda su vocación de enfermero se aviva con ese muchacho.

Terminando los tratamientos de Jeon, se dirigió a la habitación de Rowoon, otro de sus pacientes en estado crítico, estaba colocándole la medicación y acomodando sus almohadas. Otro hecho curioso que tal vez lo hace encariñarse del alfa rizado es que con otros pacientes no siente lo mismo que al cuidar de él, su pecho no se infla orgulloso por ayudarlo en lo más mínimo, o no siente ese instinto por protegerlo y cuidarlo, y es que es claro que con el alfa se sentirá así; es su primer paciente real, todo será más importante con él.

Colocó la cabeza de Rowoon en la almohada peinando sus cabellos con delicadeza hasta que la jefa de enfermeros lo interrumpió. Venía algo apresurada así que le prestó atención de inmediato.

—Hola, Jim —saludó con una sonrisa angustiada—, hubo un accidente de autobús en la calle mulberry y tenemos muchos pacientes en urgencias, ¿podrías venir a ayudarnos? —pidió.

—Claro, solo dime a quién atender —sonrió complaciente y siguió a la mujer a través del pasillo hasta la pequeña estación de enfermería.

—Mira —de uno de los estantes sacó una tabla con algunas hojas de papel—, en la habitación 210 hay un alfa de unos 30 años, tiene una herida en la mano izquierda que requiere limpieza y sutura —le entregó la tabla a Jimin—. Comienza con él y cuando termines me buscas, cielo —el castaño asintió para alejarse y se aseguró de que sus pacientes regulares no necesitaran atención, tomó el monitor en caso de emergencias y se encaminó a la habitación 210 para atender al paciente.

Al entrar fue imposible no arrugar la nariz por un asqueroso olor a incienso que inundó sus fosas nasales; en la camilla estaba sentado un alfa corpulento, cabello rojo y ojos verdes, tenía un aspecto tenebroso y una mirada que daba miedo, sus pies colgaban por la orilla de la cama y lo miraba atento con una sonrisa que le puso los pelos de punta.

—Buen día —asintió como saludo y cerró la puerta—, mi nombre es Park Jimin y seré su enfermero —habló sin alejarse del portal e inició a hojear en la tabla que le dio Chaeyon—. ¿Puede decirme su nombre y edad?

—Claro... —parecía estarlo escaneando con la mirada, sus ojos iban de arriba abajo por el cuerpo del omega que aún se mantenía lejos de él—. Mi nombre es Lee Siwoon y tengo 31 años —su tono era algo misterioso.

—Bien —el omega tomó nota—. ¿Tiene la vacuna antitetánica? —vio al hombre asentir y palomeó en la hoja—. ¿Cuenta con seguro médico? —el alfa asintió de nuevo y el omega volvió a palomear—. De acuerdo, veamos —el ojiazul se acercó a la camilla para visualizar la herida por unos instantes—. En un momento vuelvo —avisó.

—Claro, omega —el tono fue algo lento y tan grave que le dio un escalofrío al mencionado. Jimin salió rápidamente del cuarto y caminó hacia la estación de enfermería, tomó uno de los coches de medicación, en él tenía sutura, agujas, bisturíes y toda una variedad de elementos de enfermería, se encaminó a la habitación y entró en ella.

—Hola de nuevo —saludó al entrar, su rostro no reflejaba emoción, ese hombre no le daba nada de confianza—. Voy a rosearle un poco de anestesia local.

—Lo que tú digas, precioso —sonrió mostrando los dientes, en vez de transmitirle algo positivo al omega, fue todo lo contrario, el menor se llenó aún más de desconfianza, pero no respondió al intento de cumplido y se dispuso a realizar su trabajo. Con un atomizador esparció un poco del medicamento.

—Mientras la anestesia le hace efecto voy a preparar las cosas para hacerle curación y después voy a sutur-

—Olvida la herida, lindo —la mano que no estaba herida sujetó al castaño por la cintura, atrayéndolo más hacia el alfa—. Mejor dame un beso —Jimin forcejeó para intentar alejarse pero el pelirrojo lo retuvo—. Anda solo un beso.

—Déjeme —pidió apartando al hombre por el pecho.

—No te hagas el difícil y dame un maldito beso —apretó más el agarre, el omega entró en pánico y comenzó a liberar feromonas de miedo—. Hueles a miedo, justo como me gustan —dijo para después enterrar su rostro en el cuello del menor y olfatearlo sin recato alguno. En un arranque de valentía, Jimin atinó un puñetazo en el rostro del alfa y logró salir del agarre, pero cuando estaba por llegar a la puerta de la habitación fue empujado fuertemente contra la pared; escuchó la puerta ser cerrada con seguro y para cuando reaccionó, el alfa lo tenía acorralado contra la pared mientras él temblaba de miedo. Siwoon tenía una de las manos apretada en el cuello del ojiazul mientras la otra tanteaba la cintura de este levantando su uniforme y tocando su piel; Jimin se sentía tan asustado y asqueado.

—Escucha bien, bonito... —apretó más el agarré que tenía en el cuello de Jimin y estiró su otra mano hasta el carrito de medicinas para sujetar un bisturí que inmediatamente llevo al cuello del ojiazul—. Vas a ser un buen omega y vas a hacer lo que yo te diga si no quieres que te mate —sonrió viéndolo a los ojos.

Jimin comenzó a sollozar mientras negaba con la cabeza, nunca pensó terminar de esta forma, solo quería realizar su trabajo y cuidar de las personas, no creía merecer esto, no quería morir pero tampoco quería ser abusado de esa manera, su mejor opción era suplicar y esperar que su atacante cediera ante ello.

—P-Por favor déjeme ir, n-no diré nada, solo déjeme por favor —suplicó entre sollozos.

—Quiero tenerte, precioso —deslizó suavemente el cuchillo por el cuerpo de Jimin para después pasar su lengua por el mismo recorrido—. Y eso es lo que voy a hacer, así que, quítate la ropaordenó con su voz alfa y al chico no le quedó más remedio que agachar la cabeza en muestra de sumisión, no pudo detenerse, era parte de su instinto así que comenzó a quitarse los zapatos mientras lloraba aún más fuerte.

Nunca en la vida había tenido tanto miedo, estaba pidiendo por ayuda de cualquier parte que pudiera llegar; Dios, la luna, los médicos o enfermeros... Necesitaba que alguien acudiera porque no quería enfrentar ninguno de los dos destinos que se le ponían a disposición. Su lobo interno estaba asustado, sus instintos pedían a gritos por ese alfa que aún no encontraba pero ahora necesitaba tanto.

Sus súplicas eran tantas pero aún así nunca se esperó el rugido que venía de los pasillos, algo bestial, simplemente impactante. Se estremeció ante ello y su omega chilló al... ¿reconocerlo? No sabía lo que pasaba, pero su omega suspiraba aliviado, aún asustado, pero sentía como que todo el peso del mal momento se había liberado de sus manos, se sentía como si algo milagroso estuviera por pasar y lo hizo.

Todo pasó muy rápido, de un momento a otro la puerta fue derribada y tenía a un alto hombre rizado frente a él empujando al otro alfa para alejarlo. Su torso estaba desnudo y solo vestía pantalones quirúrgicos, su espalda parecía ancha, muy bien formada, perfecta para esconderse, Jimin quería refugiarse detrás de su anónimo salvador, quería resguardarse de su atacante detrás de ese chico que pareció escuchar sus súplicas silenciosas, plantándose entre ellos como el tercer y más viable destino al que podía recurrir en ese momento.

—Quítate de mi camino, voy a reclamar a este omega —decía el alfa pelirrojo tratando de atinar golpes al rizado que le gruñó de una forma que sonaba tan peligrosa que la piel del omega se erizó y quiso huir de ahí.

Es mío —el omega no veía su rostro pero apuesta a que era aterrador por que el otro hombre retrocedió antes de que su salvador se lanzara de lleno sobre él. Jimin se arrinconó en una esquina; su héroe estaba en el piso, debatiéndose a golpes con otro hombre y su lobo se angustiaba por él, pero su pecho se heló por completo al reconocerlo... No podía ser verdad.

No podía creer lo que sus ojos veían, tenía frente a él a su paciente, era él, estaba despierto y siendo lastimado por el cuchillo que portaba aquel hombre, una y otra vez, Siwoon cortaba la piel de su torso con el bisturí, pero Jungkook no desistía, seguía atacándolo. Su omega tan asustado; sus feromonas de miedo se regaron de nuevo por el lugar y pronto la pelea se detuvo. Jeon atinó un puñetazo en el rostro del sujeto, dejándolo inconsciente, pero al momento de que eso pasó sus ojos rojos de furia se conectaron con el pequeño bulto tembloroso en una esquina del lugar. Olfateó el aire, su omega estaba asustado, llorando y abrazando las piernas a su pecho, tenía que reconfortarlo, no perdió tiempo, se acercó tomando lugar a su lado y lo atrajo en un abrazo que se sintió como colocar la última pieza de un rompecabezas; su corazón aumentó de velocidad, sus ojos se nublaron y solo pudo pensar en vainilla y café, vainilla y café sin ninguna pisca de temor, vainilla y café nublando sus sentidos. Elevó al menor para sentarlo en su regazo, importándole muy poco si se presentó, olvidando sus modales y sin detenerse a preguntar si podía hacerlo; tenía que cuidarlo y sabe que su omega necesita de sus mimos y aliento.

Jungkook no era humano para ese momento, Jungkook era solo instinto, era el alfa que no había podido ser durante diez años; su alfa estaba más vivo que nunca antes.

—Tranquilo omega, estoy aquí, estoy aquí —brazos rodeando su cintura con todo el cuidado del mundo, su nariz se frotaba en el cuello del omega quien solo se inclinaba más, buscando el contacto, anhelando protección. El alfa comenzó a restregar su mejilla contra la mandíbula y la fuente de aroma del ojiazul, sus brazos lo apretaban aún más en una forma posesiva y protectora, estaba marcando a su omega; tenía miedo, su lobo no podía soportar esa simple idea—. No va a pasarte nada, omega, yo te cuido —los brazos de Jimin rodearon el torso del mayor formando un abrazo completo, su respiración se entrecortó al sentirlo tan tembloroso.

Jungkook seguía liberando su aroma y marcando al omega con este, tenía que lograr tranquilizarlo, su pecho dolía al saber que su omega estaba aterrorizado, se retiró un poco para analizarlo, revisarlo y asegurarse de que no estuviera herido.

—Shh, tranquilo —tomó el rostro del ojiazul con ambas manos y deslizó su lengua por las lágrimas que bajaban por sus mejillas, impidiendo su avance porque esos preciosos ojos, los mismos que soñó ver por tanto tiempo no podían empañarse por tristeza; son tan bellos, simplemente los ojos más delicados y expresivos que ha visto en la vida, tan azules que lastiman, tan encantadores que suspiraría si no estuviera tan preocupado—. No llores, todo está bien, yo te protejo —quiere ver esos ojos, quiere conocerlos sin miedo... ¿Qué tan hermosos pueden llegar a ser esos ojos?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro